Exploración de los efectos de la sobrecarga capitalista en el individuo. Representa el constante bombardeo de distracciones que el cerebro humano sufre, especialmente debido a las redes sociales, llenándose de contenido fútil. La obra refleja el empobrecimiento de la mente, equivocadamente confundido con una diversión legítima, que se propaga implacablemente. Este fenómeno se refleja en el mundo del arte y en la vida de los artistas, quienes se ven obligados a empobrecer sus obras, tanto por necesidad de dinero como para adaptarse a las demandas de un público que quiere todo de manera inmediata, sin considerar la calidad. El resultado es un mundo descaradamente pop, carente de profundidad y de significados auténticos, en el cual el arte se vuelve superficial y sus mensajes potenciales quedan inexplorados.